El cuatro de enero de este moribundo 2011, salieron publicados en este espacio, los que en ese momento consideré eran los cuatro propósitos mínimos que había que tratar de cumplir para que este año fuera un poco mejo que el anterior. Así que hoy, como si nos guiara el fantasma del tiempo presente, los volveremos a recorrer de su mano para saber cuál fue su suerte en estos últimos 12 meses.
Lejos nos encontramos del cumplimiento del primer propósito, pues se refería al financiamiento de proyectos. Puesto que hay cada vez más restricciones en los presupuestos que se asignan al área cultural (lo mismo en el país que en el estado), se propone que aquellas presentaciones que hayan sido adecuada y sobradamente evaluadas, reciban todo el apoyo que su desarrollo y ejecución demanden. Es decir, en un momento dado más valdría contar con tres o cuatro proyectos por año pero realizados con toda la mano que llevar a cabo un puñado de exposiciones u otras actividades que poco representen o signifiquen.
Si la inversión en cultura sigue siendo un propósito no cumplido, poco más se puede decir de lo publicado hace 12 meses como segundo punto. Me referí entonces a la necesidad de profesionalizar los puestos directivos o ejecutivos de las instituciones culturales ya fueran públicas o privadas. Como prácticamente no se movió nada a lo largo del año, tampoco hubo necesidad de nuevas contrataciones, así que el panorama permanece igual que en enero. Sí habría que mencionar, como ejemplo, la museografía de la exposición de Jorge Elizondo en el MARCO, diseñada por Eliza Téllez, una muestra de que en la ciudad hay profesionales con la calidad y conocimientos suficientes como para hacerse cargo de estas y otras tareas.
Hasta ahora me doy cuenta de lo fantástico de mi tercer y cuarto propósitos: formar más público y eventualmente convertirnos en coleccionistas, en compradores, consumidores permanentes de los objetos y actividades culturales que se ofrecen en la ciudad. Es cierto que el público sigue acudiendo a exposiciones y conciertos, obras de teatro y/o de danza, hay festivales importantes y de proyección internacional que colman las expectativas del respetable y este responde de igual manera. Pero aún hay mucho que trabajar en esta área, debemos incorporar a más público en estas actividades, debemos llegar a los que nunca se acercan a una sala de cine o una galería, debemos emocionarlos y convertirlos en demandantes de actividades culturales; sólo cuando esto se cumpla entonces podremos pedir haya más coleccionistas.
No puedo negar que entre estos cuatro propósitos, hubo actividades y se mantuvieron ocupados los principales espacios (aunque también se perdieron otros, aka la Nave Generadores), fueron relevantes las actividades emprendidas por el MARCO con exposiciones como la dedicada a Joseph Beuys y sus alumnos, Ron Mueck e incluso la de Jorge Elizondo. Igual llama la atención que con serias restricciones presupuestales, la Pinacoteca del estado no haya dejado de producir sus propias exposiciones invitando a curadores locales o nacionales a trabajar con su colección. Una prueba de que en tiempos difíciles más vale imaginación que pesos y centavos. Igualmente hay que mencionar, entre otras actividades, el lanzamiento de la X Bienal Monterrey FEMSA con lo que se coronarán 20 años de trabajo promocionado las artes visuales en el país.
Faltan cuatro días para que termine el año, negros nubarrones sobre el horizonte internacional, nacional y local presagian un difícil y complicado 2012, sabemos que en estas condiciones las áreas más afectadas son las dedicadas a atender la educación, cultura, y deporte, exactamente las que podría ayudar a paliar la situación sino es que a revertirla. No obstante, como siempre, habremos de salir adelante pues superar las crisis, vencer obstáculos, romper límites es parte indivisible del espíritu que anima nuestra cultura.
Publicado originalmente en Milenio Diario
Ver también: www.artes2010.wordpress.com
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