Milk Maidens. 1996
Al hablar de fotografía construida es casi obligatorio hacer referencia al trabajo del norteamericano David Lachapelle (1963- ), uno de cuyos trabajos presentamos aquí. Mal etiquetado como fotógrafo surrealista, es evidente que para la realización de su trabajo, como cualquier otro llámese o no fotografía construida, se requiere de una buena dosis de imaginación, sin ella, podríamos decir no se da esa traducción entre ideas e imágenes, o dicho en otros términos, las imágenes son algo así como la piel con que encarnan las ideas gracias a la imaginación. En este caso, como el de cualquier otra fotografía construida, el fotógrafo actúa más como un director escénico que con base a una escenografía, utilería, actores y guión, crea una escena con un significado predeterminado (lo que no evita se puedan hacer sobre ella más de una lectura), para tener una reacción particular o para mostrar algo en especial, de aquí que la fotografía construida sea un instrumento idóneo para la publicidad.
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