(Tercera y última parte).
Prácticamente en todos los grupos del reino animal hay un momento en que los críos, los infantes, los cachorros, alcanzan la madurez necesaria para abandonar al grupo materno y formar el suyo propio, es una ley de la vida y no hay manera de impedir se cumpla, digo si se quiere seguir el cauce natural de las cosas.
Como hemos dicho, los festejos por los 20 años de existencia de la Bienal Monterrey-FEMSA, incluyen, además de las muestras de la X edición, y la de los artistas invitados (que hemos tratado en las entregas anteriores), la exposición de las 25 obras que han sido premiadas en los concursos anteriores, 25 piezas que contienen la historia reciente del arte contemporáneo en México, esto es, la de los últimos 10 del siglo XX y de los primeros 10 de éste. Creo que esta colección (incorporada e integrada a la Colección de Arte FEMSA) es un verdadero tesoro que merece un estudio detallado y meticuloso que pueda trazar esa historia, o por lo menos una arista de lo que ha sido la producción artística en nuestro país que se somete a concurso.
Recorriendo la exhibición tengo la impresión de que la misma Bienal fue entendiendo los cambios que sufría la producción, de tal forma que los fue incorporando a su propia constitución. Por ejemplo, el que desde la segunda Bienal se haya reservado una categoría para la Instalación, o que a partir de la VII se contara con categorías más flexibles e incluyentes (dos y tres dimensiones), o que a partir de la siguiente, es decir de la VIII, se premiara a la fotografía por encima de la pintura, o esta misma edición, la X, en la que prevalece el trabajo gráfico. Seguir cada uno de estos cambios, estudiar los objetos que en ese momento se premiaron, comparar los trabajos en competencia con lo que se hacía en otras partes del mundo, etc., sería un buen ejercicio del que se obtendría una radiografía del tema.
En estos 20 años, sin duda, han cambiando muchas cosas dentro y fuera del campo de la cultura y la producción artística. En este sentido es que decíamos que la Bienal es una sobreviviente que a pesar de todo continúa cumpliendo con lo que sus fundadores esperaron de ella. Podrán ser polémicos sus premios, podrán ser criticados sus jueces, hasta podrá verse mal que no cuenten con una sede fija, pero como sea la Bienal no defrauda y sigue siendo el evento más importante, de este tipo, en la ciudad y el país.
Veinte años de experiencia son una garantía de que, de seguir así, seguirán obteniendo los mismos resultados, pero ¿no su misma condición de sobreviviente ata a la Bienal al pasado en lugar de proyectarla al futuro?, ¿y si se desearán otros resultados para los siguientes 20 años?
Creo que la Bienal, tal y como la conocemos ha cumplido y con creces, ha sido estos 20 años un auténtico y efectivo promotor del arte en México, pero como hemos visto la producción ha cambiando, las formas de participación de los nuevos productores son otras, sus aspiraciones tampoco son las mismas de aquellos que ganaron por vez primera. La XI edición de la Bienal, volverá a romper récords de participación y no sé de qué tantas cosas más, pero ¿se trabaja para la estadística o se busca algo más?, ¿hay manera de asegurarnos de que se está premiando a lo mejor que se produce en este momento en el país?
Sé que puede resultar extremo o radical, pero 20 años es un buen momento para cerrar un capítulo y abrir uno nuevo. Así como los productores incursionan en nuevos medios y procesos, así como tienen otras formas de participación y comunicación, así como la producción se ha movido y seguirá moviendo en nuevas e inéditas direcciones, así creo yo que los organizadores, los responsables, los patrones de la Bienal, habrían de echar mano de la imaginación e innovación y abrir ese nuevo capítulo que es seguro resultaría igual de exitoso, de contundente, de ejemplar en y para la promoción del arte en México.
Publicado originalmente por Milenio Diario
Ver también: www.artes2010.wordpress.com
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