Si tuviéramos que ubicar sobre dos o tres puntos clave, el pecado cometido en su momento por José Luis Cuevas, yo me atrevería a decir que el más grave fue no su oposición al Muralismo o incluso a la Escuela Mexicana de Pintura, sino a la falta de libertad de expresión con lo que atacaba o ponía en entredicho a todo el sistema mexicano. Después, su resuelta renuncia a la pintura a favor del dibujo, que va por la misma línea, pues pone en evidencia los cortos alcances del sistema académico, y finalmente, la decisión de auto exiliarse y buscar primero que en su país, el reconocimiento internacional, con lo que igualmente ponía en entredicho la política cultural con que el estado mexicano arropaba a sus mejores productores. En síntesis, el pecado de Cuevas allá cuando iban terminando los '50 , fue hacer ver que, por lo menos en materia cultural, el gobierno de México ya estaba más que superado.
fotografía: Archivo El Universal).
No hay comentarios:
Publicar un comentario