lunes, 8 de abril de 2013

El gran catálogo


Entre los proyectos emprendidos para clasificar, identificar, localizar o catalogar, independientemente de los que desde el ámbito judicial, forense y antropológico se puedan llevar a cabo, el de August Sander es, a no dudarlo, uno de sus ejemplos más consumados. A fin de no alterar con su visión a quien retrató, les solicitaba hacer un alto en su quehacer, pararse frente a la cámara y dejarse retratar. El resultado siempre es semejante al que aquí vemos, Arista, de entre 1926-1932. Entre la solicitud de pose del propio Sander y la sensualidad natural de la chica, hay algo que al propio fotógrafo-catalogador se le escapa y hace encantadora esta como todas sus imágenes. Posiblemente porque en ellas vemos no lo que tenemos todos los hombres en común, sino lo contrario, lo que nos hace individuales, seres únicos.
 
(Imagen:www.photography-collection.com)

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