martes, 23 de abril de 2013

Libros


Como sabrán o ya se han dado cuenta hoy es el Día Internacional del Libro, instrumentos o artilugios cada vez más extraños en especial entre la población más joven, dedicados al conocimiento y el entretenimiento. Pero hoy no hablemos de este tema, importante sin duda, sino más bien de la relación del libro con la fotografía, una relación que parecería natural, de siempre y sin ninguna complicación.

         Basta con entrar a cualquier librería para darse cuenta de que los libros más espectaculares, es decir lo de mayor tamaño, portadas más llamativas, y precios igualmente estratosféricos son los dedicados a la fotografía (moda, históricos, arquitectura, etc.) o que se valen de ella para ilustrar el tema en cuestión (por ejemplo los dedicados a viajes o lugares exóticos), son los llamados Coffee Table Books, o sea libros que funcionan más como decoración que por su contenido, por más generosas que sean sus fotografías; como sea, son y seguirán siendo uno de los mejores ejemplos de esta relación entre el libro y la fotografía.

         En medio de estas ediciones de súper lujo y los humildes libros de artista o artesanales, los fotolibros de artesa, hay una gama de opciones que si no es ilimitada, sí presenta varias opciones que curiosamente no son del todo explotadas ni por los editores ni por los fotógrafos.

         Aproximadamente hasta los  años ‘80 del siglo pasado, las  exposiciones de fotografía en galería  no eran comunes, no porque no se  exhibieran públicamente sino porque, entre otras razones, se consideraba que había otros medios más apropiados para darla a conocer, el libro por ejemplo (bien sabemos que hubo exposiciones de fotografía prácticamente desde que se dio a conocer oficialmente y que hubo galerías dedicadas al medio mucho  antes de la fecha que damos, por  ejemplo la célebre 291 de Alfred  Stieglitz, hablamos, más bien, de un  aspecto general en el que prevalece la idea que aquí exponemos). Por otra parte, la asociación libro-fotografía, pasó primero por el desarrollo de la industria de las artes gráficas que por la buena voluntad de dar a conocer la obra de un fotógrafo. No olvidemos que los primeros libros en mostrar fotografías (por ejemplo el célebre Pencil of Nature de Henry Fox Talbot) llevaban impresiones fotográficas originales en cada uno de los ejemplares que se imprimían y que no será sino hasta 1880, un 4 de marzo para ser exactos, que el periódico Daily Graphic de Nueva York logra imprimir y publicar una imagen fotográfica gracias al desarrollo de las técnicas de medio tono (antes de esta experiencia otros diarios ingleses ya había llevado a cabo pruebas en el mismo sentido) y que aun así pasarán algunos años más antes de abandonar la práctica de publicar fotografías a través de grabados. Luego entonces ha sido la evolución tecnológica en la industria editorial la que ha abierto las distintas posibilidades a través de las cuales se ha y se manifiesta esta relación.

         Con todo, no está por demás pensar en la difusión de la fotografía por otros medios que no fueran las exposiciones. El libro es una de tantas otras opciones; ya mencionamos a los libros de autor, entre los que hay una amplia variedad, pero también están los llamados hoy día On Demand, que se imprimen, como su nombre lo dice, según sea su demanda, lo cual resulta menos oneroso en especial cuando no se cuenta con una editorial que se haga cargo de estos gastos. Y también están los libros electrónicos que, guste o no, son una alternativa cuyo potencial aún no exploramos del todo. Además no sólo se pude recurrir al libro como medio de difusión de la fotografía, está la carpeta o dossier especialmente preparada para dar a conocer un tema, un foto-ensayo, la ilustración de un texto. Lo importante, en última instancia, es recurrir a distintos medios para difundir e incluso comerciar el trabajo fotográfico para no depender exclusivamente de la exposición.

         Por lo pronto celebremos este día y la asociación que se ha dado entre el libro y la fotografía. Demos gracias a que las grandes editoriales, como nosotros, hayan sucumbido al atractivo de la imagen impresa.
 
Publicado orginalmente por Milenio Diario
(Imagen: www.cienojos.org)
 

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