miércoles, 3 de abril de 2013

35 años y como si nada

 

Cualquiera pudo advertírmelo, no obstante fue más mi interés por ver fotografías, sobre todo si se trata de autores locales, lo que me llevó al Planetario Alfa, en donde se exhibe la muestra Radiografía: Un ícono a través de la lente, evento con que la institución festeja haber llegado a sus 35 años. En sí, las 40 fotografías que componen la muestra, difícilmente despertaron mi entusiasmo, en cambio lo que sí fue todo un viaje fue el regreso al Planetario.

         Tenía varios años sin visitar este que fue el primer museo privado dedicado a la ciencia y la tecnología, además de ser el primero en la ciudad con las espectaculares proyecciones IMAX. Desde sus inicios el Planetario, sin menoscabo de su misión, dio albergue a diversas manifestaciones de artes visuales, literatura y música, ¿quién no recuerda las presentaciones de Carlos Prieto, las Compresencias, la exposición de los antiguos mexicanos con museografía de Javier Meléndez? Así que visitar esta exposición me pareció un buen motivo para regresar al Planetario Alfa, tal y como tantas veces lo hice para ver otras exhibiciones.

         35 años puede parecer que no son muchos para una institución, pero si tomamos en cuenta de qué tipo de institución estamos hablando y la serie de avatares por  los que ha pasado la empresa que la  sostiene, entonces 35 años la  convierten en un sobreviviente, que  a pesar de todo, continúa con sus  labores como si se tratara de un  espacio recién inaugurado.

         La verdad es que desde la entrada el Planetario sigue siendo espectacular, sus enormes peceras, lejos de mostrar deterioro alguno siguen cautivando a chicos y grandes, los murales de Felguérez se ven mejor que nunca, sus salas de exposición, aunque incómodas, funcionan como si fuera el Guggeheim de Nueva York, la sala en donde se proyectan las películas está en perfectas condiciones, y más allá, el Universo de Tamayo luce como siempre, único e impresionante, por no hablar del cuidado y atención que se presta a los jardines y fuentes, así como al aviario que sigue siendo una curiosidad en medio de la ciudad.

         Sin embargo, lo más extraordinario del Planetario es la cantidad de gente que congrega. Parece mentira pero sigue llegando gente por todos los medios para conocer, interactuar, divertirse, e incluso para aprender. El día que estuve ahí parecía como si fuera el de la inauguración, las mismas expectativas, el mismo goce, la misma satisfacción, las mismas familias. Sin lugar a dudas estas son las inversiones que vale la pena hacer, por las que se debe pelear, las que hay que alentar, son lugares como este los que pueden poner un coto a la violencia, hablar de las funciones sociales de la educación, restituir el tejido social al acercar a las familias, al darles un hacer en el que todos aprenden.

         Respecto a la exposición de fotografía me gustaría decir algo más pero no encuentro qué. Son 10 fotógrafos los que participan en ella y al principio pensé que era todos mexicanos, pero creo que incluyeron a un par de norteamericanos porque los títulos de sus fotografías o descripciones están en inglés. Para haber tenido todas las facilidades de fotografiar donde les pareciera y lo que quisieran, las imágenes mostradas son limitadas, repetitivas y con poca imaginación. Y es que fotografiar no es sólo apretar un obturador o tener en las manos una súper cámara, para fotografiar se necesita algo más que no puedo explicar en este momento por tiempo y espacio.

         Hace unos meses falleció Dña. Carolina Sada de Viesca, fue directora del Planetario, a ella, como a tantos otros, desde Guillermo Schidhuber, hasta la actual directora que lo ha hecho y muy bien, les debemos el que siga abierta esta institución. En ella, también, se prepararon muchos de nuestros actuales directores y productores, Eliseo Garza, Carlos Velázquez, Mario Martínez, Roberto Ortiz Giacomán. Me parece que todos ellos estaría más que recompensados y más que satisfechos, si vieran que su trabajo sigue vivo, tal y como lo confirman los cientos de personas que entran al lugar cada fin de semana.
 
Publicado originalmente por Milenio Diario

 


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