(Imagen:www.solucionpolitica.net.net)
miércoles, 10 de abril de 2013
Cuevas, José Luis (a)
Hubo un tiempo en que al mencionar el nombre de José Luis Cuevas o al ver su imagen, sucedía una de dos cosas: Se entraba en estado de irritación profunda en el mejor de los casos, o se derretía cual paleta helada de limón, ahí mismo, en el lugar en que se manifestaba la diabólica imagen del terrible José Luis. De él se decía todos los días se tomaba una fotografía, o se hacía un autorretrato, a fin de llevar el registro puntual de su paso por esta tierra (hoy a los 79 años, ya no le debe parecer tan gracioso ver cómo, día a día, se hace más y más viejo). Tan seguro estaba Cuevas de su sex-appeal, que ofrecía a toda joven en verdad amante del arte, ambiciosa y de corto presupuesto, hacer con ella o junto con ella, un auténtico Cuevas, con certificado y toda la cosa, para que no hubiera problemas con los falsos. Entre puntadas como estas, grabados y dibujos, se le pasaba José Luis escandalizando las buenas conciencias de la culta burguesía nacional.
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