martes, 30 de abril de 2013

Ver no es fotografiar

Hace una semana estábamos celebrando el día internacional del libro, por tal motivo y a fin de promover la lectura y el uso de sus instalaciones, entre otros objetivos, el personal de la biblioteca central de la UDEM organiza, desde hace tiempo, un concurso de fotografía entre colaboradores, alumnos de preparatoria, profesional y postgrado. Se trata de un evento interno, que no tiene otra pretensión que la de cumplir con los objetivos por los que se lleva a cabo.

         He iniciado con esta cita por ser la que me queda más cerca, pero también por ver en ella un ejemplo representativo de la creciente practica de re-producir imágenes a partir del uso de recursos electrónicos, asumiendo su resultado como si se tratara de fotografías. En el concurso de la UDEM como en muchos otros, incluso en los que se espera participen los profesionales “de verdad”, había muchas de estas imágenes y muy pocas, más bien casi ninguna, fotografía. Parece una necedad de mi parte tratar de distinguir lo que en general se llaman imágenes digitales de la “fotografía”; más allá de si es posible hacer esta clase de distinción la discusión puede llevarse a nivel de los resultados, es decir de los objetos que se nos  ofrecen como fotografías.  Si los  analizamos con cuidado encontraríamos con cierta facilidad esa delgada línea que separa la simple re-producción de  una imagen de una fotografía.

Digámoslo de una vez, tomar una fotografía no es lo mismo que registrar lo que estoy viendo. Tomar una fotografía, de inicio, requiere tener no sólo esa intención sino también la consciencia de qué es una fotografía, es decir un objeto que re-produce una imagen, bajo una serie de esquemas y preceptos, así como de una historia y sus representantes, que es menester conocer si no para rendirles culto sí para saber que se están violentando y por qué.

         La manera en que hoy día la inmensa mayoría re-produce imágenes a partir de los mecanismos electrónicos me parece es similar a como han ido substituyendo la plática real, cara a cara, en vivo, por mandar y recibir mensajes a través de estos aparatos. Creer que por estar enterados de quién se acaba de levantar, quién de insultar con sus pares, de qué estoy comiendo, o lo aburrido que me encuentro en el trabajo, es lo mismo que sostener una plática, es erróneo y substituye la experiencia real por su simulacro y la inmediatez de la información.

         Lo mismo sucede con estas imágenes, poner la cámara, el teléfono o lo que sea, frente a lo que estamos viendo y accionar el obturador, no es tomar una fotografía por más que la imagen resultante quede fija, permanente. La falta de “aseo” en estas imágenes, se justifica diciendo que si aparecen fuera de foco, mal compuestas, movidas, recortadas, etc., es por el poco aprecio que sus autores sienten por la “academia”, por su rechazo a toda norma o límite a su expresión. Supongamos que así sea pero ¿están tomando una fotografía o están tratando de reproducir una experiencia visual?

         Las facilidades que brindan los nuevos mecanismos digitales para la re-producción de imágenes, la calidad con que lo hacen (que es independiente de la voluntad del que los acciona), nos lleva a creer que toda imagen que fijan, que registran y conservan, son fotografías sólo porque conservan un parecido con ellas, cuando en realidad a lo que son semejantes es a lo que experimentamos visualmente, al caos de imágenes en el que vivimos cotidianamente, al desorden visual en que se ha convertido nuestra iconosfera. Esta experiencia y su registro nada tienen que ver con la fotografía que es exactamente lo opuesto a ella, es decir, son intentos, búsquedas, experimentos, que los fotógrafos llevan a cabo a fin de encontrar un orden, un sentido, una constancia, o un equilibrio en un medio ambiente de suyo inestable y en perpetuo cambio.

         A diferencia de lo que hoy día se genera por medio de la tecnología, la creación de imágenes de la cueva prehistórica a la fotografía, se llevó y lleva a cabo no para re-producir lo que vemos, sino aquello que tiene sentido observar.
 
Publicado originalmente por Milenio Diario.

 

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