martes, 16 de julio de 2013

Espíritu y materia

Marcos Castro. Sin título (Aguila), 2007
 

     Quizás se deba a que soy una persona enteramente Moderna, esto es, formada personal y profesionalmente dentro de los valores, métodos, ideas, conocimientos, creencias, propios de la Modernidad, o si se prefiere, de aquellos que guiaron y dieron forma a la humanidad desde el siglo XIII aproximadamente hasta mediados del siglo XX; quizás por eso, decía, es que me cuesta trabajo acercarme a exposiciones como Ruta Mística abierta al público el pasado 12 de julio en el MARCO.
         Doy por un hecho que no se trata de negar o menospreciar un saber histórico, original, que alimentó y alimenta, cultural y materialmente, a muchos pueblos —incluidos por supuesto los latinoamericanos— y que tiene que ver con prácticas gastronómicas, médicas, cosmológicas, y, entre otras muchas, ecológicas. El inmenso material que genera y ha generado todo ese conocimiento y quehacer debe estudiarse, preservarse, difundirse y respetarse, así como tener el espacio suficiente y necesario para manifestarse plenamente. En estos temas, creo, hay una gran mayoría que está de acuerdo con ellos e incluso los alienta para que sigan adelante.
         No es este el problema con el que me topo, y debo insistir en que  se trata de una postura personal que es posible, incluso, tenga poco que ver con esta exposición y se remonte, precisamente, a una  formación con orígenes antagónicos con lo que se propone en ella. Esto último es mi verdadero problema; la mayoría de las piezas que componen la exhibición son interesantes, obviamente unas mejores que otras, me parecen más atractivos los videos de Antonio Paucar, Miler Lagos o Gabriel Rossell (curiosamente su fotografía no es tan buena como sus videos, destaca en especial la instalación intitulada Obsidiana, del 2006), o los trabajos de Gabriel de la Mora, siempre exquisitos en su ejecución, o sorprendentes por las ideas que convierte en imágenes.
         Así pues, lo que me parece chocante (de shock) no son las obras que se ofrecen al público sino lo que se propone con ellas, en términos actuales, el discurso que pretende hilar uno con otro trabajo, aun así sea que tienen procedencia diversa (México, Perú, España, Colombia), y fechas de realización diferentes (las hay del 2006 hasta recientes, producidas especialmente para esta muestra). Pero atención, es probable que tampoco sea el discurso lo que me incomoda. Debe haber cientos de obras como las que aquí se presentan, que igualmente se han inspirado o querido inspirar en un conocimiento ancestral, en un recobrar actitudes, procesos de creación, y como se ha dicho, las habrá buenas y malas. Creo que mi problema aparece cuando se quiere oponer la producción de estas piezas al proyecto Moderno. La búsqueda de la espiritualidad, de lo místico, no es privilegio de la Postmodernidad, ni del momento actual, habría que recordar a Aby Warburg o al mismo Jung al que se alude en la exhibición, para darnos cuenta de que estas ideas están igualmente arraigadas en el pensamiento Moderno; pudiera ser que nunca nos hayamos desprendido de ellas y que de vez en vez —y para emplear su terminología—, cuando los astros se alinean, las recordamos y nuevamente las plasmamos en nuestros objetos simbólicos.
         Pido una disculpa por este abrupto final, pero antes de terminar me interesa hacer mención de otra exhibición de la cual no se ha dicho nada. Me refiero a la presentación de 15 pequeñas fotografías producto del proyecto Te contaré una foto, realizado por MARCO-Móvil y el Polígono Edison. Las fotografías fueron hechas por chicos de las colonias que abarca el polígono (entre ellas la Garza Nieto, Talleres, Benito Juárez, etc.) y que asistieron a un taller impartido por el fotógrafo Tom King. Las 15 imágenes que se presentan, todas a color, reflejan la importancia que tienen para ellos las figuras familiares, los objetos con que juegan, y el entorno en que se mueven. Sin otra pretensión que el haber dado a estos jóvenes una herramienta con que expresarse, es una gran lección acerca de los alcances de la fotografía. Ojalá continúen proyectos similares, la ciudad y sus habitantes los necesitamos.
 
Publicado originalmente por Milenio Diario


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