viernes, 5 de julio de 2013

Descubrir al genio

Creo que en el tema del descubrimiento o detección de talentos o genios que nadie más ha visto o apreciado, no es lo mismo si se habla de vivos que de muertos, así como del concepto que se tenga respecto a qué es un genio. Genios tempranos sólo un Mozart o Rimbaud, genios incomprendidos en su momento tipo van Gogh son verdaderos garbanzos de a libra que aparecen en el momento justo en que se está produciendo un cambio cultural mayor que nadie, en este momento, alcanza a ver ni a comprender. Fuera de ellos muy difícilmente se podría repetir su situación. Habrá quienes crean que al genio se le puede hallar tras una sola obra, otros pretenderán que se manifiesta desde la más tierna edad, y algunos más dirán que su medio --en el que nacen, crecen o se desarrollan-- es tan palurdo, envidioso, ciego, que no puede reconocer en su quehacer la presencia de un talento único e incomparable. Por otra parte habremos otros para quienes estos conceptos de talento, genio, o como quiera que se les considere, sólo pueden ser aplicados al cabo de una vida, cuando hay una obra (es decir un amplio conjunto de piezas) que los respalda, una seguridad en que las decisiones tomadas fueron las acertadas. Entre una y otra postura pastan paciente e indiferentemente, los llamados productores.

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