martes, 9 de julio de 2013

Del uno al nueve

 
 

     Advierto que a pesar de estas líneas no me interesa entrar en polémicas, ni discusiones estériles, mucho menos en dimes y diretes que tienen más la finta de chismes de vecindad, que de análisis más o menos serios que valga la pena considerar.

         El pasado cinco de julio se abrió al público la ahora llamada Reseña en la Casa de la Cultura de Nuevo León. Aún antes de inaugurarse, la muestra fue duramente criticada por presentar únicamente once trabajos de un total de 185 que fueron recibidos. La crítica arreció porque entre los escogidos no hay pintura, grabado o escultura (dibujo sí y bueno por cierto), por lo que se llegó a pedir se anulara el fallo del jurado, se repitiera el proceso incluyendo las prácticas ahora desaparecidas, y poner la lupa sobre las intenciones, intereses y procesos seguidos no sólo por el jurado convocado para esta ocasión, sino en cualquier otro que participe en eventos similares, a través de un supra organismo visor y garante de su honestidad y justicia en sus fallos.

         Creo que es un error cuestionar a este u otro jurado sólo por no seleccionar a nuestros favoritos; acusarlos de parciales y de seguir sus propios gustos e intereses (¿qué jurado en qué parte del mundo no lo hace?), y pedir que en la constitución de cualquier salón haya cuotas, es decir tantas pinturas, tantas esculturas, tantos grabados, para ser considerado transparente, objetivo e imparcial (¿por qué no pedir también que tenga una parte proporcional de mujeres, minorías raciales y sexuales, de amateurs, estudiantes, enfermos, etc.?)

         Creo también que el verdadero problema no es esta exhibición en particular, me parece, más bien, que todo inicia con una falla en la concepción del evento. Los problemas planteados y muchos más, no se van a resolver por cuestiones nominales, es decir, cambiar el nombre del evento no allana los obstáculos, según mi opinión, los complica, entre otras cosas, al romper la secuencia de un evento que es parte de la historia de las artes plásticas en el estado. Aun así, si se le quiere enterrar, que se haga, pero que se publique su defunción y no sólo se tape porque a los tres días el muerto apesta.

         Cuando se avisó que se definiría o redefiniría la vocación de los espacios que dependen del CONARTE, sonaba a que los concursos que patrocina o copatrocina, sufrirían igual destino, incluida esta Reseña; por cierto ¿cómo es que un evento de este tipo se transforma en concurso con premios?,¿es entonces una competición o una muestra de lo que se produce en el estado? Por qué no se arman de valor y declaran que la reseña, el resumen, o como quieran llamarle, será un concurso de pintura (en todas sus modalidades), en vez de sacarle la vuelta inventando teorías y explicaciones post-apocalípticas en las que la pintura ya no existe, toda vez que hay un salón de la fotografía, otro de arte emergente, de nuevos medios, etc.

         Lo que además no encuentro por ningún lado es alguna consideración crítica sobre las piezas que sí fueron seleccionadas. En lugar de pretender ser políticamente correctos y declarar que no se tiene nada en contra de estos nueve productores, ¿por qué no centrar la discusión en sus trabajos, en lo expuesto que, finalmente, es lo único cierto que conocemos del proceder del jurado y sus apreciaciones? Si no hay pintura es porque estos once trabajos, en esta entrega, la desplazaron, ¿por qué no, entonces, cuestionar lo entregado, estos trabajos o tal desplazamiento, y dar a conocer las razones, los argumentos que apoyen tal crítica? Sólo cuando lleguemos a este nivel de discusión, creo, estaría más que justificado poner en duda la decisión de un jurado (que obviamente se puede equivocar o estar mal informado).

         Por mi parte, creo que son muchas las piezas expuestas, con seis hubiera sido más que suficiente; por ejemplo, no habría seleccionado dos piezas de Alejandrina Herrera y de Leo Marz, dadas las circunstancias, con una basta y sobra.

         Mucho trabajo le aguarda a la Casa de la Cultura, al CONARTE y su nuevo Consejo, para evitar que el próximo año asistamos de nuevo a este mismo y decrepito espectáculo.
 
Publicado originalmente por Milenio Diario

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