Como hemos dicho las imágenes que se emplean en la prensa diaria y/o regular son, principalmente, las que dan origen a la polémica que se centra en la objetividad o inalteralidad de la realidad a través de la fotografía; como es fácil entender de este punto se desprenden otros tantos cuestionamientos y así sucesivamente hasta abarcar al fenómeno por completo. A pesar de ello, y de lo mucho o poco que apreciemos estos trabajos, hay una faceta más que no puede ser pasada por alto o restarle importancia frente a lo que hemos dicho de este género. Me refiero al riesgo implícito que lleva consigo este trabajo, no por nada asociaciones locales, nacionales e internacionales como Reporteros sin Fronteras, denuncian anualmente el asesinato o la desparición de decenas de sus colegas. Cada 30 de agosto, Día Internacional de los Desaparecidos, se recuerda con dolor y coraje a quienes por cumplir con su trabajo tuvieron o tienen que pagar con su vida. Esta es la cara real del foto reportero, el peligro que lo sigue día a día mientras realiza su trabajo, la recompensa que muchos reciben a cambio de las imágenes que como las de ayer, hoy nos siguen sorprendiendo y sorprenderán a los que nos siguen.
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