viernes, 13 de abril de 2012

Múltiples visiones 3

En 1955 Edward Steichen produjo para el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MOMA) la célebre exposición La familia del hombre. Por el momento político que se vivía,  Steichen buscó un aspecto común que nos identificara a todos como una sola especie, más allá de colores y factores culturales y geográficos. Las fotografías reunidas mostraban a polinesios y mexicanos, mongoles y sudafricanos, ingleses y peruanos, chinos y australianos, fuera cual fuera la tarea que desempeñaran o el lugar en que se encontraran, hombres, mujeres, niños o ancianos, sonriendo, la humanidad entera unificada por ese gesto que efectivamente sólo nos pertenece a los humanos. Pero el proyecto fracasó; desde un principio la exhibición fue criticada por reducir el mundo a una sonrisa de la cual ni siquiera podíamos estar seguros de su sinceridad. No es lo mismo sonreir del otro que sonreir con el otro. Creo que ni el más completo y perfeccionado retrato robot podría crear al humano (mujer u hombre) típico, al representante ideal de la especie, como tampoco lo hay de los camelidos, los bovinos o los caninos. Somos, sí, todos los mismos, en cada uno de nosotros habitan todos los demás, pero lejos estamos, por fortuna, de ser uno sólo. En la variedad está el gusto, la posibilidad de recreación y de asegurar la evolución.

(Imagen: Blommers & Schumm. Retrato. s/f.

No hay comentarios:

Publicar un comentario