Franco Fontana. Basilicata. 1978
Una de las muchas seducciones que tiene el paisaje, y después la fotografía de paisaje, es la manera en que llenan el espacio, cómo lo colman, como lo rebasan, como invaden el horizonte hasta hacerlo infinito y desmoronan las dimensiones reales de las cosas, y aún en el más plácido de ellos logramos asistir al grandioso y tremendo espectáculo de la naturaleza.
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