Hará cosa de 10 días que los responsables por la organización y puesta en marcha de la Bienal Monterrey-FEMSA publicaron la lista de las personas que formarán el salón de la X Bienal, contendientes, también, por los dos reconocimientos que otorga el certamen. El hecho en sí no tiene nada de extraordinario pues se viene haciendo de esta manera desde la primera edición del concurso, es decir desde hace 20 años. Así pues, los apuntes que siguen, más bien, están motivados por un par de comentarios que en torno a este listado me han dejado saber otros tantos interesados.
Por lo comentado pareciera que esta lista causó sorpresa por la cantidad de nombres de productores que resultan desconocidos, o si se prefiere, por no estar incluidos en ella muchos productores conocidos que se sabe mandaron obra y papelería al concurso. Hagamos a un lado que el evento es nacional por lo que lo normal, lo natural, es que haya nombres, y muchos, que resulten desconocidos en Monterrey, como les deben resultar nuevos los de Nuevo León a la gente de Guerrero o Oaxaca. Al margen pues de que no se pueden conocer los nombres de todos los productores de un país, tratemos de encontrar otra explicación a este hecho que parece es la primera vez que sucede en 20 años.
Delineemos un par de aproximaciones. La primera de ellas nos indica que no hay misterio alguno, simple y sencillamente no reconocemos los nombres que aparecen en la lista porque no son los de nuestra generación. Aunque no es este un concurso de “arte joven” o que tenga un límite de edad, y con todo que el promedio de edad de los participantes es mayor a los 30 años, un evento así, como la Bienal, no está destinado exclusivamente a quienes ya tienen una carrera consolidada (no digo que exitosa), ya formada, ni a los que el efecto de un premio como este, por importante que sea, pueda llegar a modificar su camino y mucho menos su trabajo (otra cosa es el monto económico que otorga el premio, pero concursar por él tiene otra motivación que aquí, en estas líneas, no tomaremos en consideración). Así que no hay porque sorprenderse por desconocer a los nuevos productores, son ellos a los que ahora les toca participar y ganar, tal y como en su momento lo fueron los productores de los que sí conocemos nombre y obra. A lo que habrá que estar atentos es a lo que este relevo generacional tiene que mostrar, lo que suponemos es, si no mucho, sí ligeramente diferente a lo que se produce regularmente en este momento, como también deberá responder, con otros medios y procesos, a las exigencias que, en su momento, le fueron planteadas a esta generación que a su vez es el relevo de otras anteriores.
La segunda aproximación tiene que ver con que ninguno de nosotros conoce ni la obra que fue seleccionada, ni la obra que se mandó a concursar (hablo en términos generales por supuesto) por lo que no se puede decir si en realidad se trata de una selección rigurosa que tomó en consideración los grupos de edad, o si se procedió de esta manera —que es lo más probable— por la calidad de lo presentado. Además tómese en cuenta que el espacio del MARCO, sede donde se inaugurará y exhibirá la X Bienal FEMSA, es limitado por lo que no se puede pensar en listas interminables para dar cabida a todos. Por último, hay que repetir una vez más lo que siempre se ha apuntado en estos casos, con seguridad si otra hubiera sido la conformación del jurado otra sería la lista de seleccionados, como otros podrán ser los premios que se lleguen a otorgar.
Ya sea que nuestro asombro quede satisfecho con la explicación del relevo generacional o con la del proceso natural de selección, que por otra parte se repite cada que se lleva a cabo el evento, lo cierto es que la Bienal continúa despertando las mismas expectativas que hace 20 años, quizás sea por eso que ha logrado posicionarse como el evento nacional, de este tipo, más importante hasta el momento.
Publicado originalmente por Milenio Diario
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