No digo ninguna mentira si afirmo que en México hay grandes e importantes colecciones privadas, tanto como en cualquier otra parte del mundo. De la misma manera que en otros lugares, aunque no tan frecuente como sería deseable, sucede que lo que inicia como una afición privada, personal o familiar, se convierte en una importante colección y esta se vuelve, por las razones que se quiera, pública. Este será el tema central de nuestras siguiente entregas.
Un ejemplo de esta situación lo es el actual museo Alvar y Carmen Carrillo Gil, creado a partir de la colección de arte mexicano moderno que llegó a juntar el Dr. Carrillo Gil, prominente médico, político y empresario yucateco que contó con la inmejorable asesoría de Fernando Gamboa tanto en la conformación de su colección como en su posterior donación y adecuación a museo (1974). Un caso por demás conocido, un caso no tan poco usual, un caso que sirve de ejemplo a lo mucho que se puede hacer a partir de una colección privada.
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