Como se sabe Ángel Zárraga (1886-1946) no fue oriundo de Nuevo León, sí de un estado norteño, Durango, lo mismo que Guillermo Ceniceros; ambos han sido adoptados por este estado, el primero por haber dejado en su iglesia Catedral una de las obras con las que mejor se identifica esta ciudad (los murales del presbiterio, 1942-1945), el segundo por haberse formado en los talleres de la Universidad de Nuevo León. Los dos son un buen ejemplo de cómo se forma y con qué se forma una colección histórica de arte local como con la que cuenta la Pinacoteca de Nuevo León. Se trata de reunir lo más y mejor posible de obras de aquellos que han sido significativos para el desarrollo de la práctica de la pintura y la escultura (en este caso) en el estado.
Aquí vemos Carnaval de 1917 de Zárraga, pieza representativa de su periódo cubista.
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