domingo, 16 de enero de 2011

Hasta aquí

Martin Creed


A lo largo de estas entregas, creo haberme acercado un poco más a lo que se encuentra tras el llamado “arte joven”, o mejor dicho, a las razones que han provocado un mayor interés o desplazamiento de esta clase de obras por sobre cualquier otra. La creciente importancia de la juventud y “lo joven”, ficticia o no, su mayor centralidad en los mercados de bienes y servicios, más fenómenos como “el trauma de van Gogh”, son sólo una parte de los motivos y acciones que han catapultado a la obra de los más jóvenes a la cima del mercado y la escena del arte.
            Por estas razones, por el fracaso del mundo Moderno, por la ausencia de alternativas que sean ofrecidas por otros productores, por la necesidad de encontrar sentidos en lo que se vive a diario, por la búsqueda de símbolos que nos identifiquen, la justificación de los valores del mundo contemporáneo, y por la necesaria legitimación de una obra que se produce de espaldas a toda norma, regla o academia, es que se voltea hacia la obra que los más jóvenes están ofreciendo al circuito del arte. Puesto que sus mismas características las convierten en trabajos limitados, parciales, inconclusos, tentativos, sobre-experimentales, sobre-explotados, reciclados al máximo, sus respuestas son igualmente no concluyentes, no formativas, sin aspiraciones modélicas (para muchos en esto, precisamente, se encuentra su fortaleza, importancia y valor), por lo que hay que estar atento a la que sigue y a la que sigue y a la que sigue, siempre en espera de la piedra clave que permita la reconstrucción del otrora edificio de las nobles artes, del productor auriga que guie la producción a buen puerto, del genio de nuestra época que el porvenir reconozca como tal. A esta situación sumémosle la avidez del mercado, la frialdad de su lógica, la despersonalización de su operación, y su perene necesidad de novedades, y podremos contestar más adecuadamente a quién le importa lo que están produciendo en este momento los más jóvenes.
(Imagen: www.aebisu.com)

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