Lunes, continuamos. En las últimas entregas he venido repitiendo la pregunta de ¿a quién demonios le puede interesar el trabajo de los jóvenes productores (sean o no reconocidos; tengan o no habilidades; puedan o no significar algo a través de su obra; etc.)? Y la he hecho acompañar de esta otra ¿qué es lo que ha sucedido que a partir de la segunda mitad del siglo XX empezó a surguir con más fuerza este interés, o bien que a partir de entonces se empezó a desplazar el interés del mundo del arte hacía este otro tipo de trabajo?
Antes de continuar, quisiera dejar para más adelante dos aspectos: primero que, efectivamente, a partir de los años 50's del siglo XX aproximadamente, se empieza a dar un paulatino y creciente interés por lo joven (que no los jóvenes forzosamente), que va acompañado de una genuina preocupación por la salud (o por estar saludable que no es lo mismo). Segundo, que, tal y como lo comentaban los amigos con los que inició este tema, el siglo XX es el heredero de algo así que, por lo pronto, llamaremos "el trauma de Van Gogh".
Ahora bien, antes de tocar estas y otras aristas del tema general, simplemente apunto que mucho de este interés por la obra de los jóvenes productores, interés creado gracias a la participación de muchos (productores, galeristas, vendedores, coleccionistas, críticos, funcionarios del estado, corporaciones privadas, nuevos públicos, etc.), es producto del reconocimiento del valor (en términos de pesos y centavos) de las actividades culturales para la economía (generalmente la privada, pero también la pública). En otras palabras, a partir de que se empezó a ver en las actividades culturales y artísticas un medio que podía traducirse en términos de ganancias económicas concretas o en elementos simbólicos que terminaban capitalizándose en prestigio social y este a su vez en aumentos en las cuentas de cheques, se fue generando y generalizando este interés por la obra de los jóvenes productores; es más, podríamos decir que el aumento en el interés por este tipo de obra es directamente proporcional al interés material, económico que las actividades culturales representan para una(s)capa(s) de la sociedad.
Así pues, este cambio de un desinterés genuino por parte de los antiguos patrones del arte a la explotación comercial de las actividades artísticas, sería una primer explicación o respuesta a la pregunta planteada.
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