sábado, 8 de septiembre de 2012

De Monterrey IV


Dice el conde de Lautréamont que es tan bello como el dulce encuentro de un paraguas con una máquina de coser sobre una mesa de disección, así de bella es esta imagen en la que se dan cita una plancha con un televisor sobre la toalla que protege la cubierta de un pequeño ropero. No es trabajo de Aristeo Jiménez, la imagen es también el resultado de otro encuentro, tampoco fortuito, entre tres variables que dan vida a las fotografías de Jiménez, su historia personal, su medio ambiente natural, y el hambre desmedida de nosotros, espectadores, por devorar lo que desconocemos. No es un encuentro tan bello como los otros dos, pero sí efectivo, lo suficiente como para hacernos apreciar la belleza de los otros dos.

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