Hay pocos trabajos que resulten tan poco convencionales y al mismo tiempo tan "fotográficos" como los del japonés Daido Murayama (n.1938). Su idea de trabajo es muy simple, apretar el obturador significa congelar un instante del incesante mundo exterior, y lo haces para ver, para conocer, para reflexionar. La fotografía no tiene otro fin, por lo que poco importa su "corrección" técnica o formal; cuando abandonas tales preocupaciones, descubres, por medio de la fotografía, un mundo, efectivamente, nuevo.
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