Hace 14 años el panorama de la fotografía en la ciudad era muy distinto al que se vive hoy día; por ejemplo, en ese entonces parecía una excentricidad o un capricho, inaugurar en los espacios rescatados de la antigua Fundidora y que el gobierno del estado cedía al entonces novísimo CONARTE, una Fototeca que acompañaría a una, esa sí, esperada Cineteca.
Recuerdo ahora aquellos tiempos porque en el marco del recién celebrado 13 Encuentro Nacional de Fototecas, organizado por el INAH, a través del Sistema Nacional de Fototecas, SINAFO, se otorgó la Medalla al Mérito Fotográfico 2012, precisamente a nuestra Fototeca. Aclaro que no fui, por desgracia, testigo presencial de este acto, sino que me enteré porque el gobierno del estado lo dio a conocer así como su reconocimiento y aprecio a las funciones y actividades que desempeña la institución, en apenas un cuartito de página. Quizás piensen que no da para más la medalla otorgada por una instancia nacional, o que la presencia de la Fototeca y sus labores tampoco son para tanto.
Es claro que al hablar de la fotografía en Nuevo León y en particular en Monterrey, se debe hacer en función de un antes y un después de la Fototeca. Actualmente no sólo se ha logrado convertir a la fotografía en un arte Chic de amplia aceptación, o se ha convertido, con todas las de la ley, en una práctica seria y profesional, sino que, afortunadamente, esta fascinación que se tiene ahora por esta clase de imágenes, desde sus inicios se fue extendiendo hacia el pasado, lo que ha permitido rescatar importantes grupos de fotografías (negativos y positivos) que han recogido y registrado el pasado de nuestro estado y llevarlos hasta las bóvedas de la Fototeca. Así pues, hoy se puede decir que en cuanto a acervo y colecciones la Fototeca de Nuevo León es una de las más importantes y completas en el país, pues a la función de preservación hay que sumarle las de restauración, catalogación, digitalización, copiado y exhibición, todas ellas ejecutadas con un nivel de profesionalismo que se buscó desde su inauguración y se ha venido consolidando.
A pesar que en el ’98 parecía un sinsentido fundar una Fototeca (recordemos que ya existía la del Tecnológico, y que la mayoría de los archivos históricos del estado y de los municipios contaban con una sección de fotografías), hubo alguien que se empeñó e hizo todo lo que estuvo a su alcance por convencer a la entonces presidenta del CONARTE, Alejandra Rangel Hinojosa, de que era una buena idea y complemento ideal para una Cineteca, contar con una Fototeca creada con toda la mano. Roberto Ortiz Giacomán es a quien se debe, en mucho, el que hoy tengamos tan reconocida institución; no sólo fue quizás el más persistente de quienes incitaron a Rangel a crear la Fototeca, sino que por años se ha mantenido cerca de ella a través de su decida participación en su Consejo Consultivo.
Tratándose de dependencias gubernamentales es difícil hablar de planes a largo plazo, así como de resultados que se puedan seguir más allá de trienios o sexenios. Cada nueva administración trata de hacer valer su punto de vista y modo de proceder, de ejecutar sus planes y programas de trabajo, por desgracia, muchas veces eso implica olvidar o desechar lo ya logrado y empezar de nuevo. Yo esperaría que este reconocimiento que el INAH ha otorgado a la Fototeca, sirviera de pivote a partir del cual se revisara y evaluara lo hecho en estos 14 años, para poder planear, inventar, proyectar, lo que se desea ser no en los siguientes 14 años, sino más allá incluso. Quiero decir, llegar a 14 años de vida, ser reconocido nacionalmente por tu trabajo, no es producto del azar, hay que aprovechar esa fuerza, esos logros, y planear cómo llevar a la Fototeca a otro nivel, y hacer lo necesario para que esta sea la tarea no sólo de las siguientes administraciones sino la esencia misma de su diario quehacer.
Publicado originalmente por Milenio Diario
Ver también: www.artes2010.woedpress.com
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