No podríamos dar por concluida esta serie sin la presentación de un dibujo, quizás la forma de expresión más simple y elemental de la que hayamos echado mano, la forma más cercana para conocer la manera en que se da la coordinación exacta entre mano, ojo y cerebro, una de las pruebas primarias de la existencia de las ideas. Aquí vemos un trabajo reciente de Sean Henry (n. 1965), un escultor inglés que hace palidecir a Ron Mueck. Como en muchos otros casos, sus trabajos parten de su materialización en un dibujo, de ahí saltarán a las tres dimensiones en escalas diversas, algunas ocasiones para ser protagonistas del espacio urbano, otras del privado o resindencial. Es interesante llamar la atención del papel que juega el dibujo en todos estos casos, es una especie de mensajero que lo mismo lleva información a los demás que al propio productor, de ahí la importancia que tiene y de porqué todo aquel que a estos menesteres quiere dedicarse debe poder dibujar. Un ejercicio, por otra parte, que tan sólo necesita del humilde papel para llevarse a cabo... y en ocasiones ni de él requiere.
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