Matisse, Still Life. Hermitage Museum. 2008
Contemplar los trabajos de Andy Freeberg (de quien no tenemos su fecha de nacimiento para no saber cuántos años tiene), pertenecientes a su más reciente libro Guardians of Russian Art Museums, nos obliga a repensar algunas ideas que con el tiempo terminamos por aceptar sin reparo alguno. Sin duda, el dar un trabajo a las mujeres que cuidan las salas de los museos de arte de la ahora ex-unión soviética, es una gran acción propia de políticas públicas volcadas al bienestar social, un triunfo de la política popular. Pero veamos más detenidamente estos retratos, como el que aquí aparece por ejemplo. Largas horas en la incomodidad de las salas de los palacios que albergan los tesoros acumulados por los rusos a lo largo del tiempo, sillas duras, espacios congelados por los requisitos de conervación y preservación de las piezas en exhibición, equipamiento deficiente, nula capacitación, soledad y aislamiento la mayor parte del dia. Lo tremendo de estas imágenes es que nos muestran que el estar rodeado de lujo y belleza no es garantía de felicidad, como tampoco lo es el contar con un trabajo que no se sabe exactamente que es lo que se espera que uno haga en él....a no ser esperar lo más pacientemente posible la hora de la salida.
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