De los acercamientos a la vida privada de las personas que nos ha provisto la fotografía, algunos de los más memorables han sido, me parece, las imágenes que Dorothea Lange captó como parte del famoso programa de la Farm Security Administration. De pronto, las páginas de las principales revistas del tranquilo y rico noreste de los Estados Unidos empezaron a poblarse de familias pobres, abandonadas y abatidas por el hambre, desesperadas por no contar con un trabajo, golpeadas por la sequía, los tornados y las inclementes temperaturas. Así se conoció la desgracia de gente como esta abuela y su nieto enfermo, sin otro recurso que posar para la fotógrafa con la esperanza de obtener algún beneficio, uno que, posiblemente, nunca le llegó o no lo hizo cuando más se necesitaba.
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