Una de las autoimágenes más curiosas que se hayan producido es la de Hipólito Bayar en 1840 haciéndose pasar por un hombre ahogado, más que eso, un hombre perseguido por las penurias económicas que no encuentra más remedio de el suicidio. La historia es bien conocida como para repetirla aquí y como se ve las implicaciones que tiene rebasan, y con mucho, las intenciones originales de su autor.Aunque el antecedente del autorretrato sea el espejo, tiene sobre éste la ventaja que, precisamente, dio origen a la fotografía, esto es, hacer permanentes las imágenes que a él se acercan o que en él se reflejan; así pues, cual Medusa la fotografía logra petrificar lo que hay de vida en el retratado, en este sentido la broma-denuncia de Bayard resulta ser más real que lo imaginado, surgiendo así otra metáfora, la de la fotografía como muerte.
(Imagen: wwwzonecero.com)
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