La mirada de la fotografía, trátese del género que se trate, es tan autónoma y novedosa que permite descubrir facetas de lo real ahí donde creíamos que ya lo habíamos visto todo o que se revela a la vista por sí sólo, explícitamente. El movimiento de la New Vision de los años 20 del siglo del mismo dígito, vino a demostrar este hecho, mismo que después explotarían, por ejemplo los surrealistas, y muy especialmente la fotografía de arquitectura tal y como la había iniciado este movimiento. Esta idea de enseñar cómo es que ve la fotografía la encontramos por ejemplo en una buena parte de la obra del francés Lucien Hervé, fotógrafo de la obra de otro genio, en este caso de la arquitectura, de Le Corbusier. Hay que observar esta toma de la Secretaría de Chandigarh de 1961, cuando aún se encontraba en construcción, para entender de qué se trata esa autonomía de la fotografía: el vértigo que se puede sentir por la altura que creemos contemplar se rompe al comprobar que se trata de una toma diagonal que funciona de la misma manera; a no ser por el trabajador que asoma por el vano de la ventana, jamás habríamos entendido que lo que vemos no es una imagen recogida por el ojo humano, sino por la instrumentalidad óptica del aparato fotográfico.
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