Si Westheim hizo valiosas aportaciones a los estudios de arte mexicano, no menos se puede decir del maestro Adolfo Sánchez Vázquez (1915-2011), refugiado en nuestro país, al igual que el alemán, llegó huyendo de la Guerra Civil que asoló a su primer patria, y nos mandó, involuntariamente, a lo mejor de su gente: trabajadores, artistas e intelectuales, como el caso del Dr. Sánchéz Vázquez. Marxista de la cepa más pura, pero también de la más crítica, supo iluminar desde su cátedra en la UNAM a más de una generación, que comprendió que asumir una postura ideológica, política, es una cuestión de vida, de forma de vida. Su labor como escritor, como difusor, queda plenamente confirmada con su célebre Las ideas estéticas de Marx, ¿cuántos no nos acercamos por vez primera a su pensamiento a través de este revelador texto? Si de beneficios hablábamos en el post anterior y de beneficios venidos de fuera en particular, no cabe duda que así como hacemos mención del arte mexicano de Westheim, también habría que hablar de la filosofía mexicana de Sánchez Vázquez, es tanto lo que se les debe.
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