Un extraordinario collage de Georg Grosz de 1947 en el que retrata de Paul Westheim (1886-1963). Aunque Grosz por sí mismo merece más de un comentario, el que nos interesa por ahora es Westheim, un alemán que como muchos, huyendo de las atrocidades de sus compatriotas convertidos al nazismo, llega a nuestro país, y desde aquí realiza una serie de estudios sobre la historia del arte mexicano igual de pioneros que polémicos, en especial los relativos a la asociación de lo nuestro con la muerte. Trabajos como los de Westheim nos recuerdan lo mucho que nos hemos beneficiado gracias a las aportaciones que nos han sido dadas desde el extranjero, por eso no deja de llamar la atención cuando hay quienes envueltos en bandera tricolor abjuran de todo lo que no huela a nopal y frijoles.
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