lunes, 7 de enero de 2013

Para empezar VI

 
De poco sirve seguir imaginando amenazas apocalípticas, cuando nosotros mismos hemos hecho todo lo necesario para acabar con nuestro planeta. La contaminación de aire, agua y tierra, más el avance de la desertificación, el calentamiento global, las fugas de energía atómica, la tala inmoderada de bosques, y el crecimiento sin límite de la población, son amenazas reales, inmediatas, sobre las que nos deberíamos poner a trabajar en lugar de seguir esperando que ovnis, zombies, fantasmas, robots o la rebelión en la granja pongan fin a nuestra especie.
 
(Imagen: www.avisora.com)

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