Aquí creemos que las galerías de arte pueden y deben jugar un papel más importante en la promoción y difusión de los productos artísticos a la vez que continúan con su labor comercial. En otras palabras, creemos que no se contraponen ambas funciones, sino que al contrario, junto con el estado, las instancias privadas y las ONG, podrían conformar un panorama de propuestas culturales de lo más rico y variado.
Uno de los modelos de trabajo más recientes en este campo pero también de los más polémicos es el emprendido por la firma de publicidad Saatchi & Saatchi, fundada por los hermanos Maurice y Charles en 1970 en Londres, Inglaterra. Su espactacular éxito en el mundo de la publicidad, su manejo agresivo e informal de las campañas y firmas con que trabajan los llevó a amasar rápidamente un fortuna, parte de la cual la han invertido y recuperado con creces, al fundar, Charles, la Saatchi Gallery, uno de los espacios privados más grandes del mundo pues ocupa tres plantas completas para más de 15 salas que exhiben parte de su colección permanente y muestras temporales. Su idea del comercio del arte se asemeja a la bolsa de valores, compra ahora barato vende mañana caro, llevándolo de la galería central, a sus sucursales y su espacio virtual, obteniendo un éxito casi inmediato y los productores el gozo de sus 15 minutos de fama. Mientras nuestros productores no tengan otros medios para subsistir a través de su obra que el libre mercado, seguiremos viendo aparecer este tipo de propuestas que al último que realmente benefician es al creador; no obstante, a falta de otras alternativas hay que aprender a jugar hasta con estas reglas.
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