Si en la entrega anterior poníamos a Leo Castelli como ejemplo del galerista dedicado, famoso y exitoso, y lo nombramos su santo patrón, Ambroise Vollard (1866-1939), sin duda, tendría que ser su papá. Mejor conocido en el mundo del arte por los retratos que le pintaran Cézanne, Ronoir, Picasso y Bonnard entre otros, con frecuencia no se menciona que fue él quien "hizo" a aquellos, o mejo dicho, quien los dio a conocer internacionalmente, los inmortalizó, y, por si fuera poco, los hizo ricos. Vollard junto con dos o tres más, Durand-Ruel, Kanweiller, los hermanos Berheim-Jeunne, son los responsables de la creación del moderno mercado del arte, fijando de una buena vez y, por lo que se ve, para siempre, su funcionamiento y alcances. En la imagen vemos al famoso galerista en su estudio en una extraodinaria fotografía de Brassai de 1934. Es a los productores y demás profesionales de los circuitos comerciales por los que circulan las obras, prender más veladoras para el postre descanso del alma de Vollard o de plano mejor apagarlas.
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