sábado, 28 de agosto de 2010

Control total


Como otras muchas otras aplicaciones, las modernas cámaras de seguridad derivan de la fotografía y cumplen con el sueño de la vigilancia total sobre las actividades que los individuos llevamos a cabo tanto en lo público como en lo privado. De las imágenes que capturan estos medios se obtienen las fotografías que permiten identificar lo mismo a delincuentes que a cualquier otra persona que esté ejecutando una conducta que no sea la deseada por el que observa, por el que controla. De esta manera se pierde cualquier opción a la privacidad y/o secrecia, a dónde las conductas íntimas, incluso, pueden no sólo ser registradas y después difundidas, sino reprimidas. Desgraciadamente, la definición de qué está permitido y qué debe ser castigado no depende más que del ejercicio del poder y en nuestra sociedad ese poder es el económico, así que todo lo que no pueda ser u obstaculice la actvidad económica pasa a ser, cuando menos, sospechoso, sino es que abiertamente opuesto a lo socialmente deseable. La imagen sigue estando al servcio del conocimiento pero en este caso a un tipo de conocimiento del que deriva el control de la sociedad. En el colmo del delirio cotrolador surge el Panopticón u observador universal en dónde los que vigilan son,a su vez, vigilados por los que vigilan y estos son, por su patrte, vigilados por otros que estan siendo vigilados y así sucesivamente, alucinación que sirvió al diseño de muchos centros de reclusión tanto del siglo XIX como del XX y que aún, hoy día, su realización sigue siendo materia de estudio y trabajo para muchos.
Continuará
(Imagen tomada de www.pymedigital.cl)


No hay comentarios:

Publicar un comentario