viernes, 6 de agosto de 2010

Un enigma


Una de las pinturas que no faltarían en mi museo ideal lo sería La tempestad (ca. 1508) del pintor veneciano Giorgione (ca.1477-1510). Desde que tuve oportunidad de conocerla me intrigo, por supuesto, su temática; nada extraño pues desde siempre se ha especulado sobre su significado.
En realidad todo es un misterio en torno al pintor, quién fue realmente, cuál es el catálogo de sus obras, ¿cuántas de las que se le atribuyen realmente salieron de su mano?, su muerte prematura que suponemos fue debida a la peste, e incluso, por estudios realizados con rayos X en esta pintura, sabemos que el hombre-soldado de la izquierda originalmente era el desnudo sentado de otra mujer, ¿en virtud de qué motivos se transformó a tal grado?
No cabe duda, por otra parte, que es una de las primeras pinturas en que aparecen dos novedades que serán claves para el desarrollo futuro de la pintura barroca: el paisaje como elemento integrador con un papel definido y no sólo como fondo, y el desnudo femenino como motivo formal y no parte o requisito del contenido. Es también, quizás, un intento por recuperar el ambiente clásico al estar inspirada -la obra fue comisionada- en las historias de amor pastoril, una alegoría autógrafa del momento que se vivía, el inicio de la transición entre el Renacimiento nor-italiano y el Barroco romano de la contrarrefrma, o sea, un momento cuya mejor imagen es la de una tempestad que amenaza inundar lo conocido para dar paso a un nuevo mundo representado por el niño en brazos. Cualquiera que sea el significado de esta pintura y la verdad trás los demás secretos que rodean al pintor, ambos quedarán en la historia del arte como ejemplo de la maestría (y no me refiero sólo a la parte técnica sino también conceptual) a que puede llegar esta práctica.
(Imagen tomada de: www.artchive.com)

No hay comentarios:

Publicar un comentario