Cisnes. 1989
Hemos dicho que de acuerdo a la tradición de la Naturaleza Muerta, que se hereda de la pintura, el género sirve para expresar la idea del paso del tiempo, sus efectos, su imbatible paso y su triunfo manifiesto a través de la muerte. De hecho es por esta razón, entre otros aspectos, que el género lleva este nombre. No obstante, existe una ligera variante y que sólo la fotografía la podría haber puesto en circulación. Nos referimos a la representación no de la muerte sino de lo muerto. Si la Naturaleza Muerta nos lleva a reflexionar sobre el proceso, la fotografía, esta clase de fotografía, nos muestra claramente el rostro de lo muerto. Véase a estos cisnes, obra del fotógrafo norteamericano Richard H. Ross (1947), a través de ellos, de su imagen, no podríamos hablar del paso del tiempo, de lo que produce, pero en cambio, como sabemos que se trata de animales disecados, preparados por un taxidermista (nótese la base de madera), sí que podemos hacerlo sobre la muerte en sí misma, nuestra relación con ella, e, incluso, cómo nos preparamos para convertirnos en materia muerta. El rompimiento de la pureza de los géneros (literarios, pictóricos, arquitectónicos, etc.) se debe en buena parte a la producción misma y las innovaciones que va generando e incorporando, pero también y en idéntica proporción, a la incorporación de la fotografía a campos cada vez más amplios de expresión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario