Ciudad habitacional Nonoalco-Tlaltelolco vista desde la Plaza de las Tres Culturas. 1964-1966
Nuestro segundo ejemplo es el trabajo realizado por Armando Salas Portugal (1916-1995), fotógrafo ampliamente conocido por sus trabajos en las selvas del sureste mexicano, así como por los realizados en las cumbres de sus volcanes. Fotógrafo de múltiples intereses su nombre está intimamente asociado al desarrollo de la arquitectura moderna en México, decir su nombre es conjurar el de Luis Barragán o el de Mario Pani autor del conjunto arquitectónico que aquí se muestra y que sin proponérselo en realidad representa otros tres momentos en la historia reciente del país, el de su construcción, los sangrientos sucesos del movimiento estudiantil de 1968, y los no menos sangrientos de los terremotos de 1985. La visión limpia, fría, objetiva con que fue lograda esta imagen refleja claramente los fines que perseguía la arquitectura racionalista y su afán por ordenar, uniformar, homogenizar todos los aspectos de la vida. Si la arquitectura prehispánica había sido el eje para la creación de las ciudades del pasado, la virreinal el centro de la vida social y política, la arquitectura moderna debía ser la expresión de las aspiraciones del país por verse incluido en el concierto de naciones, y que muy pronto, tan sólo dos años más tarde, la historia y la realidad variopinta del pais le voletarían la cara.
No hay comentarios:
Publicar un comentario