viernes, 15 de octubre de 2010

Conciencia e historia


De las muchas series que ha trabajado Cannón Bernáldez (1974), desde su Diario hasta la nota roja, la llamada lacónicamente Botánica, es una de las que más interés tiene para mí. El aspecto melancólico, obscuro y marginal que alcanza en algunas de sus otras series, me parece que en esta logra concretarse y brindar frutos ya maduros, plenamente logrados. Ella misma explica esta serie como un viaje a través del tiempo en el cual, como si fuera uno de esos fotógrafos viajeros del siglo XIX, comparte con ellos no sólo sus técnicas y procesos, sino también su actitud ante lo que van viendo y conociendo. De esta forma y seleccionando cuidadosamente sus sujetos y ambientes, va creando un catálogo que tiene más de ficción y fantasía que de realidad, pero que igual pudiera ser el álbum de un pasado primigenio ya del mundo vegetal pero también de la fotografía, un extraño ayer en el que los clientes del estudio fotográfico eran cardos, pastos y plantas.
Creo que una de las características distintivas del momento que vivimos es la conciencia histórica que poseemos. Como nunca antes, hoy día sabemos, estamos ciertos de que nuestras acciones, nuestras ideas, nuestras creencias están insertas, son el tejido vivo de la historia, no sólo provienen del pasado sino que al proyectarse al futuro se convertirán, tarde o temprano, en material para el recuerdo. Nuestro conocimiento de la historia, de la posibilidad de sus múltiples y complementarias versiones, más el papel que tienen los medios de comunicación masiva en la difusión de los acontecimientos, hacen posible esta conciencia histórica y nos permiten tener una relación con la historia que deja de ser conflictiva para convertirse en colaborativa, por tanto, en efecto, podemos viajar sin problemas por el tiempo y hacer uso de sus secretos y tesoros sin el menor empacho sabiendo que antes que ser un robo es una manera de matenerla viva y enriquecida con las visitas del presente. El saber esta posobilidad, el reconocerla, el sentirse parte del devenir, es lo que permite tomen valor y vigencia proyectos como este de Cannón Bernáldez.





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