Torqued Ellipse IV. 1998
Uno de los dos o tres escultores contemporáneos verdaderamente dominantes en su campo, lo es el norteamericano Richard Serra (1939). Su trabajo, al margen de la tecnología que implica su producción, el equipo altamente especializado que requiere, la calidad de los materiales y el espacio o taller del que salen sus obras, lo mismo que en el caso de esos otros dos o tres de sus colegas, tiene una serie de cualidades que han modificado, en mucho, el concepto de escultura monumental. Según sus propias palabras su interés apunta a proporcionar experiencias poco usuales, para lo cual crea espacios inéditos, sorprendentes, espectaculares, monumentales. De esta declaración hay que destacar dos aspectos que son complementarios, el primero el considerar que la función de su trabajo es proporcionar experiencias, es decir, un conocimiento o sensación debido a determinada circunstancia o situación, que no es otra que la percepción del espacio y si este tiene las características que hemos señalado entonces el conocimiento, la sensación, será la de aprehender, vivir un espacio nuevo, desconocido, inusual. Ideas y propósitos que se encuentran muy lejos del concepto tradicional de escultura. Como en el caso de las otras artes visuales, es muy probable que trabajos como los de Serra obliguen a repensar el concepto mismo de escultura. Si nos fijamos bien hay más de arquitectónico que de escultórico en esta manera de hablar y concebir la escultura; quizás, entonces, estemos frente a objetos que nacen de la intersección entre la escultura y la arquitectura pero que no son ninguna de las dos sino algo nuevo, tanto como los espacio que desea crear Richard Serra.
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