Viudas de Guatemala. 1990
Ya en otras ocasiones nos hemos ocupado en este mismo espacio de la fotografía documental, el fotoperiodismo, el foto reportaje, su presencia y ascendencia entre los fotógrafos de México y América Latina en general, así como de sus implicaciones teóricas e históricas. Y es que en el fondo, en este momento en que la imagen digital se impone sobre cualquier otro medio de producción de imágenes, da la impresión de que lo único que enraiza a las nuevas imágenes, el único lazo de vinculación que aún mantiene con un pasado e historia que parece son muy remotos, es, precisamente, el carácter documental que aún pueden asumir, aunque cada vez con más riesgos y sospechas sobre su honestidad. Todo esto no obsta, por supuesto, para no seguir tocando el tema y continuar con su exploración práctica y conceptual, por esta razón es que ahora presentamos el trabajo de Antonio Turok (1955) un documentalista bien conocido y que lo mismo se ha preocupado por registrar eventos como la guerrilla zapatista en Chiapas, México, que el atentado al World Trade Center de Nueva York. Aquí, la imagen que seleccionamos conjunta dos aspectos que parecieran son antitéticos en esta discusión sobre el documentalismo, el momento decisivo, el uso del blanco y negro sobre el color, etc., me refiero a que el registro “objetivo” de los sucesos y acontecimientos sociales, del drama y pena individuales, del dolor humano, el estar ahí para atestiguarlo tal y como se da, no debe estar reñido con el rigor formal, con la cocina perfecta, con la exigencia de calidad y por qué no, con la belleza. Creo que estas mujeres guatemaltecas, viudas y con una vida casi deshecha, en su reunión, en su demanda de justicia, en su reclamo al trato recibido, forman una imagen fotográficamente rica y porque lo es, es que su visión nos conmueve y nos podemos solidarizar con quienes han sido retratadas aquí. No justifiquemos una mala imagen por un valor social que le viene de fuera, no de su propia naturaleza.
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