David Alfaro Siqueiros. Nuestra imagen actual. 1942
Es verdad que en 200 años de vida independiente no hemos logrado respetar e incorporar a los grupos indígenas al desarrollo del resto del país; que no hemos llevado adelante, más lejos, políticas a favor de las mujeres y la equidad de género; que seguimos siendo deficitarios en educación y en particular en la educación superior; que no tenemos las políticas ni necesarias ni suficientes para garantizar el acceso de los jóvenes a la vida productiva del país. Nos sigue siendo incomoda y problemática la relación con la historia y con nuestro pasado híbrido; el llamado desarrollo no ha sido más que una amenaza para el medio ambiente y los habitantes que caen presas de su seducción, y eso de independencia puede, con toda razón, ponerse en duda frente a un sinfín de hechos que parecen apuntar en sentido contrario.
No obstante todo lo anterior y mucho más, sí creo que hay una imagen que pueda ser rescatable y emblemática de este bicentenario. Si algo no sólo resaltó sino terminó de definirse y fortalecerse a través de este tiempo fue la cultura del país. Nuestro pasado prehispánico es conocido, estudiado, preservado e investigado, la producción cultural del virreinato es valorada cada vez más por su originalidad y autonomía de la metrópoli, y nuestro arte moderno sigue siendo ejemplo de los logros del siglo XX. Hoy día, la cultura de México es celebrada y respetada y no hay muestra completa que quiera ser representativa del arte contemporáneo si no presenta trabajos hechos y/o producidos en México. Si hemos de estar orgullosos por lo logrado en estos 200 años, lo ha de ser por nuestra vigorosa, rica y plural cultura, la mejor y más representativa de todas las imágenes de este país en su bicentenario.
(Imagen: www.free-people.net)
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