miércoles, 20 de octubre de 2010

Visión y espacio

Rebelión de los espejos. Uruapán, Mich. 2005

El gran invento del Renacimiento Italiano fue lograr un tipo de representación icónica del espacio tridimensional. Esta representación, motivada por una amplia variedad de motivos, tiene su fundamento en la proyección de la geometría euclidiana y no podía haber sido de otra manera puesto que esa era la única geometría conocida y pensable en ese momento. Pero para que esta representación en verdad funcione en todos los casos y sea lo suficientemente convincente de que estamos observando una escena semejante a como la veríamos en el mundo sensorial, los maestros renacentistas fuero mucho más allá que simplemente documentar y prescribir la serie de pasos imprescindibles para lograr la proyección ideal, inventaron también al espectador que demanda ese tipo de representación e idearon las condiciones bajo las cuales funcionan todos estos engranes cuya única finalidad es ser ejemplo de cómo actúan las leyes de la naturaleza.
Sin darnos cuenta seguimos viendo las representaciones icónicas como hace cinco o seis siglos, esto es, asumiendo el papel que nos asignan y sometiéndonos a las condiciones, de luz, distancia, posición, que demanda su correcta aprehensión. Y sin embargo sabemos que la geometría euclidiana no es la única posible y que el espacio no está definido solamente por líneas ortogonales. Así que ¿por qué no buscar otro tipo de representación icónica de esas otras opciones espaciales con base en otros recursos, condiciones, observadores, etc.? Tal pareciera ser la pregunta a la que da respuesta este proyecto de Oscar Guzmán (1951), Cartografía visual, en el cual a través del uso de tecnologías digitales, logra descomponer el espacio y ofrecernos visiones difíciles de concebir sin estos recursos. ¿Cuál es el mundo al que pertenece nuestra real experiencia sensorial, al euclidiano o estos otros universos que se tuercen, se agrandan y empequeñecen con el simple movimiento de los ojos? Quizás ni una ni la otra cosa, es posible que el desarrollo de la física y el conocimiento más exacto de nuestro aparato sensorio-perceptual, tengan aún muchas otras sorpresas acerca del espacio, el tiempo y nuestra ubicación en ellos.

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