lunes, 11 de octubre de 2010

A jugar!


A principios de mes, el día 4 para ser exactos, el Museo Picasso de Málaga, España, abrió al público una muestra que lleva por nombre el inquietante título de Los juguetes de las vanguardias. La imagen que generalmente tenemos de las Vanguardias Históricas, la de la seriedad con que asumían los principios y declaraciones de sus manifiestos, del sólido compromiso que expresaron en muchas de sus obras, parece contrastar con la idea del juguete en el sentido tradicional del objeto que conocemos, y si relacionamos ambos conceptos en un sentido "vanguardista", el resultado daría una serie de artículos con características, funciones y usos muy distintos a los usuales de muñecas o caballitos de madera. Mas si remontamos esta primera impresión, nos encontraremos con que la liga que ha dado lugar a esta exposición puede correr por dos vías paralelas, complementarias. Por una parte, se encuentra el hecho lúdico, el placer de producir cierto tipo de dibujo u objeto para los hijos o para los amigos, en ocasiones con algún fin didáctico o desarrollar alguna habilidad manual. La otra, es entender el juguete en la misma dimensión que el juego, es decir como un espacio que permite la libre combinación de elementos sin tener en cuenta consideraciones que en otros campos serían definitivos. El juguete deviene así en una especie de opción experimental en la que sus autores se dan el permiso de producir simple y sencillamente por el puro placer de hacerlo. Más de 200 objetos componen esta exposición que independientemente de que estemos o no de acuerdo con su tesis y selección, da la oportunidad de ver trabajos de Picasso, Miro, Torres-García, Bruno Munari, Paul Klee y muchos otros que no sólo raramente se presentan juntos, sino con esta clase de objetos.


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