lunes, 13 de septiembre de 2010
Así fue, así es México (entrega No.12)
Sin duda 1985 será una fecha que difícilmente se olvidará en la historia, en la memoría, en el imaginario de todos los mexicanos. En septiembre de ese año dos terribles terremotos devastaron parte de la Ciudad de México y sacaron a la superficie de la sociedad mexicana una serie de temas que hasta ese momento permanecían bajo el subsuelo que ahora se abría como si fuera la mismísima boca del infierno. Los terremotos fueron terribles y cobraron un elevado número de víctimas, pero con ello nos percatamos de las malas prácticas de construcción que por años se habían seguido en esta ciudad, de lo mal preparados que autoridades y ciudadanos estabamos para enfrentar desgracias como esta, de la delación del gobierno para ofrecer una respuesta adecuada e inmediata para cumplir con las expectativas de los damnificados. Pero también salió a la superficie la capacidad de organización de la sociedad civil, la solidaridad de todo el país, el auxilio de todo el mundo y posiblemente lo más importante, se vio tal cual el rostro de unos gobernantes incapaces e inútiles ante este tipo de sitiaciones.
Imágenes como esta de Pedro Meyer, el hotel Riazor sobre Calzada de Tlalpan, pasaron a formar parte de nuestro imaginario contemporáneo. Quizás debiéramos ubicar en esta fecha y suceso el principio de la postmodernidad para México. Una imagen de este tipo nos habla de lo superficial y poco sólida que era la idea de unidad nacional bajo unos valores y principios que entraron en franca crisis con estos terremotos, sacudieron sí la tierra, pero tambièn la seguridad de un México que quedaba en el pasado y avisaban de uno nuevo que se levantaba de sus propios escombros y que aún está tratando de construirse nuevamente.
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