En la entrega de ayer, presenté a la depuesta y locuaz emperatriz Carlota Amalia, y dije que en el imaginario mexicano simboliza un tipo de vida que muchas adolescentes -y no tan adolescentes- de nuestro país harían hasta lo imposible por vivir de esa manera, como miembros dilectos de la aristocracia, lo que sea que signifique eso hoy día. La sola idea de un modelo real -de realeza- como rector de un sector de la juventud nacional puede parece exagerado o francamente fantasioso, por eso es que cité el trabajo de Daniela Rossell (1973) como ejemplo exacto de estas observaciones. La serie Ricas y famosas, de la que forma parte la imagen que aquí presentamos, Ultima cena, 2002, es una prueba no sólo de que hay chicas que viven en medio de un lujo ramplón, provinciano y kitschoso, sino que se viven como si de verdad pertenecieran a alguna casa real de luengo abolengo.
Si he de ser honesto debo decir que no soy exactamente fanático de esta serie, especialmente porque no me son muy claras las intenciones de la fotógrafa, hasta podría pensar en una especie de ardid a fin de convertirse si no en rica, por lo menos sí en famosa. No obstante, entiendo que esta especie de candidez que hay en todos y cada uno de los casos que se fotografió, la preparación que estás jovenes hicieron de sí mismas para posar ante la cámara, la mirada que siempre dirigen a quien las haría famosas, pues ricas ya lo eran, me indica que por más inocente que haya sido el trato entre modelo y fotógrafa, las imágenes hablan por sí mismas y como dice el dicho el que tenga ojos que las vea y el que tenga un dedo de frente las entienda, es decir, las imágenes tienen su vida y significado propio independientemente de intenciones o no de Rossell, quien además, después de esta serie, ha demostrado seguir con seriedad y aplomo su carrera siempre bordeando este otro mundo que coexiste con los de los demás.
Emperatrices, princesas y reinas, forman la constelación real de nuestro país y si nos fijamos con atención, cuando hablamos de estos temas o empleamos estos títulos nobiliarios, no forzosamente nos estamos refiriendo a las herederas de Carlota Amalia.
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