miércoles, 8 de septiembre de 2010

Así fue, así es México (entrega No.7)


Uno de los activos más valiosos que puede tener cualquier país son sus supervivientes nativos, verdaderas reservas de una historia original que, a pesar de todos los avatares históricos por los que puedan pasar, dan sentido al presente y enraizan, como si fueran cimientos, al futuro. Desgraciadamente el elemento nativo fue combatido en el pasado, abandonado a su suerte después, condenado a desaparecer en el presente, quedar como vestigio en el futuro. Los procesos de globalización y occidentalización, materiales e ideológicos, tienden a ir reduciendo las opciones de desarrollo autónomo al que puedan aspirar estos grupos, y en su lugar los empujan a una desigual integración en la que siempre terminan ocupando la base de la pirámide social, hasta que terminan fundiéndose con el lumpen o los estratos más bajos del proletariado urbano o rural, tal y como lo podemos ver en las migraciones a las que se ven obligados por su propia supervivencia.
Por tal razón es que resulta doblemente valiosa la visita que en el pasado hicieran a nuestro país una serie de sabios europeos, pues por una parte llamaron la atención sobre el valor, necesidad de reconocimiento y atención de los grupos nativos, y, por otra, porque en su afán de estudio cargaban hasta con la pesada, incómoda e impráctica cámara fotográfica, nos legaron imágenes como la que aparece en esta entrega. Karl Lumnholtz (1851-1922) fue uno de estos sabios que visitó y amó a nuestro país y nativos de 1890 a 1910, tiempo que le bastó para recorrer nuestro noroeste y convivir con grupos como los Coras, Pimas, Tepehuanes, Tarahumaras y por supuesto los Huicholes. Esta imagen representa a un grupo de shamanes Huicholes y debe estar fechada a mediados de lo década de los 90's del siglo XIX.
Meditar sobre lo que significa este grupo, la sabiduría que cada uno de estos persobajes ha acumulado, y la seriedad con que toman su papel frente a la cámara de Lumholtz, representa lo que hemos perdido con su marginación y, lo que es peor, con su lenta extinción.

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