miércoles, 17 de noviembre de 2010

En 100 años (16) (Continuamos)

Al referirme al Dr. Atl, mencioné que junto a dos o tres más habían introducido el Arte Moderno a México, mucho antes de que Rivera y compañía iniciaran su epopeya muralista. Atl es un precursor puesto que es de los primeros en llegar con noticias frescas de Europa y dar a conocer, entusiasmado, los movimientos que allá estaban teniendo lugar, los que hoy conocemos como Vanguardias Históricas, inquietando, así, a los jóvenes pintores que ansían salir de la instrucción académica y dar rienda suelta a sus instintos creativos. Si el Dr. Atl, pues, fue un alborotador en este sentido, el personaje que ahora presentamos, fue el gran realizador, el que facilitó el tránsito entre la pintura del XIX y la del XX, el que trajo consigo la práctica del Arte Moderno.  Se trata del regiomontano Alfredo Ramos Martínez (1871-1946) quien a través de la creación de las famosas Escuelas de Pintura al Aire Libre, las EPAL, demostró que para la creación artística se necesita algo más que la disciplina de la Academia, la posibilidad de crear libremente siguiendo tan sólo la necesidad de expresión. Los logros que alcanzaron sus alumnos maravillaron a Europa pero en México sólo se ganó la incomprensión, la crítica, la burla. Razones poco claras lo harán abandonar el país para ir a refugiarse a Los Angeles, California, donde proseguirá su carrera como pintor. En esta poco conocida fotografía se le ve frente a uno de los murales que pintó en Los Angeles, Los Charros del pueblo (1941), representan la última etapa en su trabajo, misma que está marcada por un enorme deseo por hacer una pintura mexicana moderna, tratando, sin lograrlo por fortuna, ser similar a sus colegas del sur. Ramos Martínez fue un Romántico toda su vida, intentó llevar este espíritu, esta manera de entender y ver la vida y el arte, a temas de fuerte raigambre nacionalista. Simultáneamente, estaba atento a los logros de las Vanguardias, tanto los apreciaba que los hizo suyos al fundar las EPAL, e incluso trató de adaptarlos a su propia obra, el resultado es una extraña mezcla que sólo recientemente ha empezado a ser valorada. En 100 años Ramos Martínez, un productor poco difundido en México, ha sido, con mucho, el principal faro que guió al Arte Moderno en el país.

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