Una extraordinaria fotografía debida a los Hermanos Mayo. Se trata del cortejo fúnebre que siguió a la carroza que llevaba el cuerpo de Frida Kahlo; al centro el entonces presidente Lázaro Cárdenas y Diego Rivera, la fecha, 1954, el lugar Av. Juárez de la Ciudad de México. Son muchos los comentarios que se pueden hacer en torno a esta imagen, por un lado el reconocimiento público que tenía la Kahlo al morir contrario a la idea de que era un personaje eclipsado por la figura de su marido. Por otro, la relación de Lázaro Cárdenas con los artistas que venían de la post-revolución y que también se puede suponer era estrecha dada la inclinación política de unos y otros, y que, en realidad, representa el fin del apoyo incondicional del gobierno a los propósitos, por lo menos, de Rivera y Siqueiros (Orozco había muerto en el 49). Pero también se puede hablar de los Hermanos Mayo, un colectivo de fotógrafos formado por los hermanos Francisco (1911-1949), Cándido (1922-1984) y Julio Souza Fernández (1917-), a quienes se unió, ya en México, Pablo del Castillo Cubillo (1922-) también fotógrafo español. Entre los cuatro asumieron el nombre de Hermanos Mayo para conmemorar el primero de mayo fecha internacional del día del trabajo. A su llegada a México, junto con la mayor parte del exilio español, en 1939, y luego de un fructífero y meritorio trabajo reporteril sobre la Guerra Civil en España, fundan esta que ha sido una de las agencias de fotografía más importantes en nuestro país, quizás tan sólo atrás de la de los Casasola. Por cierto, su archivo, calculado en más de 5 millones de negativos y película en color, también ahora forma parte de los acervos de la Fototeca Nacional en Pachuca, Hidalgo.
El auge que tuvo y tiene el fotoperiodismo en México en buena parte se debe al trabajo y ejemplo de los Hermanos Mayo, pero su principal aportación fue el introducir en nuestro país el fotoreportaje: famosas son sus imágenes sobre los trabajadores de la construcción (que recuerdan las de Jacob Riss), de los vendedores ambulantes, o los braceros. Además, su forma de trabajo, su indeclinable tendencia política, su práctica de la fotografía, siempre comprometida, los convierte en uno de los bastiones de la fotografía social en México. En 100 años la práctica de este medio con un fin político, con un compromiso comunitario, más allá de su valor estético o simbólico, ha sido una de sus características, la misma que ha hecho que la fotografía mexicana destaque y sea valorada internacionalmente.
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